Impotencia. Cristel Mata Ureña vestía un traje blanco, estaba acompañada de su muñeca favorita y como si estuviera dormida, yacía en su último aposento: un ataúd color blanco.
Familiares y amigos de la niña de seis años se armaron de fuerza y llegaron a la iglesia El Santísimo, ubicada en la 24 de Diciembre, para darle el último adiós. De allí fueron al Cementerio Municipal de Chepo, donde enterraron sus restos
Cristel perdió la vida el pasado sábado 26 de julio en el sector El Brillante, ubicado en La Siesta de Tocumen, cuando, al igual que la señora Ernestina Quiroz Ramos, fue atropellada por un vehículo conducido por el joven Alfredo Ball Acosta, de 22 años, trabajador de la compañía Girag Panamá.
Ayer, Ball Acosta fue dejado en libertad por una medida cautelar y sólo debe reportarse los lunes y viernes en la Corte Suprema de Justicia.