
En las charlas para padres de los niños y niñas que están en guarderías es común la pregunta “¿cómo hago para que deje de usar pañales?”. De allí se inician las expresiones “los pañales desechables están caros”, “yo creo que nunca dejará de usarlos” o “el primo dejó de usarlo al año”. Yo, sencillamente, les digo: vamos con el control de esfínteres.
Se denomina control de esfínteres al manejo por el cual los niños(as) aprenden a controlar las materias fecales y la orina, por medio de los órganos correspondientes. Este proceso puede durar semanas y meses para lograrlo satisfactoriamente.
La mayor parte de los niños(as) logran controlar sus esfínteres (diurno y nocturno) alrededor de los dos o tres años de edad.
No se estrese, ni lo estrese, tómelo con naturalidad. Debemos recordar no hacer comentarios cuando él orina o hace deposición, ni mucho menos haga expresiones con gestos como “huele feo”, “qué asco”, “sucio”...
Explíquele poco a poco, que la orina y heces se depositan en un lugar que hay para ellas, con el fin que se mantenga limpio y así evite enfermarse.
Lleve un control de las horas en las que el niño va al baño y en los intervalos de hora, recuérdele que vaya al baño.
Debe madurar
Para lograrlo, debe madurar el sistema nervioso y sus esfínteres estar desarrollados. Alrededor del año y medio la vejiga retiene la orina por dos horas. Logra controlarse de día con regularidad a los dos años y el control nocturno se puede demorar hasta los tres o cuatro años. Una señal clara es cuando “comenta” después de haberse ensuciado o cuando se esconde en algún rincón para hacerlo.
Recomendaciones
Evite los pantalones con cremallera. Póngale ropa fácil de quitar, preferiblemente con elástico.
Tenga paciencia y comprensión durante todo el proceso, trate de no perder la calma.
Primero enséñele la función de las partes de su cuerpo.
Explique que ir al baño es algo natural (porque se toma mucha agua o se come mucho).
Motívelo a ir a la bacinilla a una hora y en un mismo lugar cada día para que reconozca larutina. Los niños pequeños adoran la rutina.