TEATRO: Una vez leída o escuchada la palabra, las reacciones son diversas. Hay quienes la relacionan con lo aburrido, lo que adormece, lo que en “buen panameño”: “cabrea”.
La mente va al pasado. Sí, porque cuando se habla de teatro o de lo “clásico”, tendemos a ir a la historia y lo asociamos todo con caliche y piedra. Pero no se equivoquen, el teatro es vida y tiene que ver con todos nosotros.
Cuando hacemos mofa o contamos chistes, cuando narramos un suceso vivido, hacemos y entramos al mundo del teatro. Cada gesto y mueca de la cara que ponemos, cada muestra ejemplificada para referirnos a algo o alguien, es justamente teatro.
En Panamá estamos creciendo y madurando en este género artístico, y da gusto vivir la experiencia. Qué motivación da el escuchar a alguien decir: -”¡Wao! No me esperaba pasarla bien y divertirme tanto”-. O por el otro lado, compartir diciendo: -“Pensé que sería aburrido, pero cuánto aprendí emocionado”.-
Sí, el teatro (clásico o no) toma fuerza, y más gente se interesa en ser parte, ya sea como espectador o como productor, actor, director, escritor o como personal de apoyo.
De esto hablaremos en las siguientes semanas en esta su columna, esperando hacer docencia y contribuir con el desarrollo y la elevación de este singular arte, que hace y puede seguir haciendo una grata y exitosa diferencia en nuestra sociedad panameña.
Gracias por la oportunidad. Acompáñenme cada semana. Nos vemos en las butacas o en las tablas de cada escenario.
EMMoliére, El personaje.