Pepe era el tipo de persona que te encantaría ser. Siempre estaba de buen humor, y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba cómo le iba, él respondía: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".
Varios años más tarde me enteré que Pepe hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio de restaurante, dejó la puerta de atrás abierta, y una mañana fue asaltado por tres ladrones armados, quienes le dispararon.
Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Pepe fue dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo. Me encontré con Pepe seis meses después del accidente, y cuando le pregunté cómo estaba, me respondió:
"Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".
Le pregunté qué pasó por su mente en el momento del asalto. Contestó: "Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones: podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir". "¿No sentiste miedo?". Cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté. Podía leer en sus ojos: "es hombre muerto". Uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundo grité: - "Sí, a las balas" - Mientras reían, les dije: "estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto".
Pepe vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud.
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