HOJA SUELTA
Cosas de niños

Eduardo Soto | DIAaDIA

Apenas abrí la puerta de la casa, me di cuenta de que algo andaba mal. El piso brillaba. No había libros tirados por doquier. Los trastos habían sido fregados y, por primera vez, no les dejaron residuos de comida pegada ni olían a grasa. Las ropas estaban lavadas y dobladitas, y en el ambiente se sentía un fresco olor a nuevo...

Agucé el oído. Un silencio denso me llegaba desde la habitación de las niñas. Estaban acostaditas, bañadas y, ¡milagro!, no estaban gritándose como locas, ni se daban de almohadazos, ni se tiraban de los cabellos en su eterna riña. Sí, la palabra que rondaba la casa y que me encantaba era sólo una: paz.

Entonces fue que me convencí de que algo terrible debía haber ocurrido. Tanta quietud era inusual... sospechosa.

No me equivocaba: en su eufórica fiesta perpetua, de alguna manera se habían encaramado en el lavamanos, tal vez para usarlo como tarima de canto o de modelaje, ¡o como trampolín para su piscina imaginaria! y el pobre artefacto no soportó el maltrato, por lo que se rajó en mil pedazos, provocando que un chorro furioso se disparara hacia todas partes, inundando la casa hasta el último rincón.

De ahí su conducta ejemplar. Sabían de mis iras memorables y pensaron que cumpliendo sus deberes, el volcán no haría erupción.

Esta conducta no es sólo un asunto de niños. También los mayores cuando nos pasamos de la hora y llegamos tarde a casa, "emparrandados" y llenos de motivos, tenemos que recurrir a los regalos, las flores, los paseos, las insoportables filas en los almacenes, esas fatales caminatas en un día de compras, todo para que se olviden de la culpa y nos beneficien con el agua bendita del perdón.

O ellas, conscientes de que abusaron del presupuesto o dejaron de hacer aquel pago importantísimo para comprar ese adorno tan raro que está en la sala, preguntan: "¿qué quieres comer hoy, papi?" y te complacen en todo, y te suben a una nube, y te tratan como rey, o cualquier cosa con tal de que te olvides del pecado... que te olvides para siempre.

Eso es lo que me parece que está haciendo el gobierno que se acaba. Está metiendo presos a todos los maleantes conocidos, (que siempre estuvieron al alcance de su mano), arregla las calles, vota para salvar a las ballenas, ajusta las tarifas...: está haciendo en dos meses lo que no hizo en un lustro... para que nos olvidemos que en algún momento del reciente pasado, destramparon el lavamanos de la patria.

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