Contra la adversidad
Quiere un abanico para aplacar el calor. (Foto: Jesús Simmons / EPASA)

Joyce Baloyes | DIAaDIA

Ve pasar su vida. Sentada en la puerta de su casa, en un banquito de madera, sin poder moverse y con ánimos apenas para saludar a sus vecinos, Anayansi Escobar, de 64 años, anhela mejores días.

Su vida se ha reducido a la húmeda casa de madera que la vio crecer en el sector Transporte y Talleres de Curundú, puesto que Anayansi padece de parálisis cerebral desde niña.

Las terapias que le brindó un quiropráctico, le dieron la habilidad para hacerse entender y recuerda, con tristeza, que hace muchos años no celebra su cumpleaños ni con una comida digna. Ese panorama se repite cada año y éste no fue la excepción, cosa que vivió hace un mes, cuando llegó a los 64 años.

Enumeró sus necesidades: una silla de ruedas, comida, camas para ella y el hermano Alfredo Pinzón, de 45 años, quien es esquizofrénico. Ella duerme en un colchón donado por la Junta Comunal del sector, y él en un pedazo de polifón.

Ambos son asistidos por su hermana de crianza, Ernestina Martínez, quien ha dedicado sus mejores días para apoyar a sus hermanos.

ESTA MAL

Anayansi, por estar todo el día sentada, tiene problemas en los riñones, pero no la han llevado al médico por falta de dinero. Por ahora, un hijo de Ernestina es quien le da de comer.

Estos tres hermanos comparten sus tristezas y algunas alegrías, pero siempre con la esperanza de vivir mejores días, sin limitaciones ni privaciones.

SONRIE

Anayansi procura que la pobreza y el sofocante calor, no le quiten la alegría de seguir viviendo.

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