Terminó en un charco de sangre

Todo ocurrió en la noche del domingo, pero ayer en el lugar imperaba la ley del silencio: nadie sabía nada. Lo que sí estaba aún era el charco de sangre que Julio dejó.

Se conoció que él vivió por el área, pero al tener problemas se mudó a Arraiján y hacía poco había vuelto a San Felipe.