Adiós, pequeño ángel


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Lizdania no tenía consuelo, ella había sido retenida y luego dejada en libertad.

Fotos: ROBERTO BARRIOS

  • Adiós, pequeño ángel

    Lizdania no tenía consuelo, ella había sido retenida y luego dejada en libertad.

    Fotos: ROBERTO BARRIOS

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    Fotos: ROBERTO BARRIOS

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    Fotos: ROBERTO BARRIOS

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Milagros Murillo F. - DIAaDIA

“Ay, mi hija, Dios mío, mi hija”. Con un llanto desgarrador, Lizdania Perea, madre de la pequeña Ruth Barrios, despidió a su niña, quien el pasado 27 de julio fue asesinada a golpes, presuntamente propinados por su padrastro.

El Centro Misionero Maranatha, en Santa Librada, albergó a los familiares de la niña, quienes en medio de lágrimas y abrazos de consuelo, le encomendaban su alma a Dios.

La señora Nidia, abuela materna de la infante, pidió a las autoridades justicia por su asesinato, “que lo dejen allá y lo pudran en la cárcel”, dijo refiriéndose a Ezequiel González, de 18 años, padrastro de Ruth, quien se había fugado del Centro de Custodia Arco Iris hacía tres meses. Con la muerte de la niña, él tiene tres casos de homicidio.

En medio de su dolor, la señora Nidia dijo sentirse contenta, porque el hermanito de Ruth, de 11 años, ahora está en un albergue del Ministerio de Desarrollo Social. “Él llora a su hermanita, porque la ama”, pero ahora en el albergue hasta podrá ir a la escuela.

 
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