Empleados del Centro de Vida Marina, de Scheveningen, sostienen una langosta de sesenta años llamada Alex, en Scheveningen, Holanda. Esta langosta canadiense fue llevada al centro por el dueño de una conocida tienda de marisco de la ciudad holandesa, que recibió a Alex el sábado y pensó que era demasiado especial para ser vendida en su tienda.
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