Las ganas de surgir se le ven por encima. Y gracias a su buena disposición e interés en hacer las cosas bien, su trabajo ha servido para sostener a su familia.
Con 41 años, Dimas Durango, taxista de profesión, ha dedicado sus últimos 12 años a servir a las personas brindando el servicio de transporte selectivo. Pese a que desde su inicio ha tratado de consolidarse y tener su propio auto, aún debe unas cuantas cuotas, pero como asegura, “con el favor de Dios pronto terminará".
Para Dimas, su rutina diaria se basa en levantarse muy temprano para iniciar su recorrido a las 5: 00 de la mañana, dicho recorrido puede ser por El Crisol, que es donde reside, o por donde tenga la suerte de viajar para llevar a un pasajero.
Aunque explica que resulta tedioso y hasta algo complicado prestar sus servicios a altas horas de la noche, Dimas busca la manera de no quedar mal con nadie.
Igualmente, agrega, que si hay taxistas que niegan sus carreras a lo mejor es porque no tienen tantos compromisos, pero su esposa e hijas dependen de él, por eso piensa las cosas muy bien antes de dar una negativa.
Con todos los años de experiencia tras el volante, Dimas ha comprendido que su oficio es bastante peligroso, por eso siempre agradece a Dios por un nuevo día y porque llega sano y salvo, ya que asegura que su familia siempre lo está llamando para saber cómo se encuentra.
Pese a que Dimas es un hombre con múltiples cualidades, no tuvo la suerte de tener un mejor trabajo, pero aun así confía en que sus hijas tengan las oportunidades que no tuvo, por ello todos los días “se las juega” tras el volante.
SI VOY
No está de acuerdo con el "no voy", pues señala “que a nadie le gusta que le nieguen una carrera” y por eso casi nunca lo hace.
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