Al calor del fogón. Así se gana la vida Eugenio Medina, quien se encuentra de lunes a sábado revolviendo la mezcla con la que se prepararán los gustados huevitos de leche, en una de las mejores fábricas de dulces del país, ubicada en Antón, provincia de Coclé.

ARDUO TRABAJO

La vida para él no es nada fácil, pues le corresponde estar frente a un fogón revolviendo religiosamente una paila por más de seis horas diarias. Al menos este trabajo le permite llevar el sustento diario a su hogar.

MOMENTO DE DESCANSO

Lo primero que pide al llegar a su casa es que lo dejen descansar un momento y luego él se incorpora a realizar sus deberes en el hogar. "Cuando llego a la casa me acuesto un momento a descansar. Cuando me despierto, me baño un poquito y luego busco qué comer, es así como el alma me vuelve al cuerpo y continúo con mi vida familiar", relató Eugenio con sus vestidos impregnados del olor a humo y con sus gotas de sudor, que día a día lo acompañan.

TRABAJO DE FAMILIA

Aunque ha trabajado en otros oficios, la mayoría de las veces ha trabajado en fábricas de dulces y manjares que han heredado sus parientes. "Me gusta trabajar con mi familia, mi abuelo, que en paz descanse, tenía una fábrica de dulces y desde allí el negocio ha quedado en familia". Para Eugenio, trabajar con la familia es sinónimo de compromiso y de mucha responsabilidad.

CUMPLIDOR

Por ningún motivo le gusta ausentarse de su trabajo. "Las únicas veces que falto es cuando me resfrío, porque no puedo manipular los alimentos. De lo contrario, aquí me encontrarán siempre listo y preparado para trabajar", manifestó Eugenio, sin dejar de revolver la paila, porque si no, la mezcla se le podía quemar.

CURIOSIDADES

Para hacer los huevitos de leche, cada paila con la mezcla toma dos horas en cocinarse.

Para remediar los dolores musculares, Eugenio utiliza un preparativo a base de menticol y alcanfor cuadrado.

Otro remedio que permite "sacar el aire" es tomar té de salvia y el cedrón en agua.