Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices, por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
A todas ellas las llamamos AMIGOS, y hay muchas clases de ellos.
Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza a uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro AMIGO PAPÁ y nuestra AMIGA MAMÁ. Nos muestran lo que es la vida.
Después vienen los AMIGOS HERMANOS, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.
Mas el destino nos presenta a OTROS AMIGOS.
A muchos de ellos denominamos AMIGOS DEL ALMA, de razón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.
Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un AMIGO ENAMORADO. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.
Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.
Hablando de cerca, no podemos olvidar a los AMIGOS DISTANTES, aquellos que están en las puntas de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen.
El tiempo pasa y perdemos algunas hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría.
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