El aventurarse a realizar otros trabajos a veces está acompañado de golpes de suerte o deseos de superación, los cuales prontamente se cumplen con el ingenio y los ánimos de las personas.
Nicolás Bolívar Matius nunca pensó que su vida cambiaría cuando saliera de su tierra aguadulceña hacia la ex Zonal del Canal, una vez terminados sus estudios, en Penonomé, de técnico en ingeniería mecánica e industrial.
AVENTURA
Se aventura a trabajar a través de contratos que se hacían en la Zona del Canal, a donde llegó con un grupo de personas para el mantenimiento de las áreas verdes, cortando gramas y árboles.
A medida que pasó el tiempo, el señor que era capataz se enfermó y le enseñó a leer los planos y lo que que se hacía allí, quedando encargado, una vez fallece, de los contratos en el área Atlántica, lo que aprovechó para terminar la Licenciatura y empezar un semestre de postgrado, que no pudo concluir por el trabajo.
FUTURO
Llegó a ser conocido por los propios norteamericanos, quienes lo llamaban para venderle lo que no necesitaban, dándole una nota de compra y venta.
En 1999 termina sus labores dentro de la Zona del Canal, por lo que comenzó a pensar qué podía hacer con los norteamericanos fuera del país, por lo que realizó un estudio de factibilidad en diferentes lugares de provincias centrales.
Comenzó a trabajar en Aguadulce, con los señores Barría, administrando el negocio de mecánica, por lo que fue haciendo espacio y les alquiló el local por cuatro años, en donde tenían mecánica general, alineamiento y revisado vehicular.
Hace un año y cuatro meses tiene un nuevo taller de chapistería, soldadura de mofles, pintura en horno, mecánica general, revisado vehicular y una máquina más moderna de alineamiento.
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