Audino Rodríguez se siente feliz, porque en la escuela lleva mejores notas que antes. Ya cursa el sexto grado de educación pre-media y su aspiración es ser maestro.
Todos los días llega al centro educativo de Hato July. Allí tiene la oportunidad de hacer su tarea y afianzarse en matemáticas que es la materia que más le gusta, pero en compañía de unos 20 estudiantes de educación primaria.
A través de los centros educativos comunitarios, los niños de la etnia Ngöbe Buglé, en Chiriquí, han logrado superarse.
Los menores que participan en los centros de tutorías en horas de la tarde, aprendieron a leer y cuando regresan a sus hogares ya llevan sus tareas listas para el siguiente día.
Emiliano Jiménez López, coordinador de proyectos de Casa Esperanza, explicó que estos niños y niñas han logrado un seguimiento escolar, recreación y talleres en desarrollo personal y social.
Por otro lado, están las escuelas que le permiten a los estudiantes culminar sus estudios primarios de forma rápida para luego incorporarse al séptimo grado.
También se fortalece su estado nutricional, ya que todos los días les da almuerzos.
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