Están cansados. En El Chorrillo, ya ni los mismos residentes pueden caminar por el barrio que a muchos vio nacer. En sus calles y viviendas se respira depresión y miedo.

Y no es para menos: En un radio de 500 metros, operan cinco bandas delincuenciales.

Félix, (nombre ficticio para cuidar su identidad) reside en una de las calles de este populoso barrio. Aquí creció junto a toda su familia y confesó que, al igual que los demás residentes, está cansado de la violencia.

Este morador reveló una amarga verdad: el problema del esta comunidad no es el hambre ni la educación, sino las pandillas, que han perdido el control de sus actos.

Este joven, quien durante algunos años perteneció a una pandilla de lugar, manifestó que las bandas de hoy están llevándose todo a su paso. "Antes, un pandillero iba a tomar justicia bajo sus propias manos, hoy día le pagan a niños de 10 y 12 años, quienes no les importa matar al equivocado", destacó el joven.

"Aquí se vive la ley del Oeste, la del más fuerte", informó el residente, quien ahora mira las cosas desde el otro lado.

NO CREEN EN NADIE

El joven admitió que la gente en el barrio está cansada de la misma violencia, y que muchos quieren acabar con el problema denunciándolo, pero no cuentan con el respaldo de la Policía.

Los residentes ni siquiera quieren que las autoridades estén en el lugar, porque para ellos "no hacen nada" e, incluso, denuncian complicidad entre pandilleros y policías.

NO LO HACEN POR MIEDO

"Las personas que han sido testigos de un incidente prefieren quedarse calladas por miedo a represalias, puesto que no pueden moverse del lugar, porque "no hay para donde ir", confesó el ex pandillero.

Los chorrilleros ya han perdido la confianza que las autoridades brindaban, debido a que no todos cumplen las leyes; se ha escuchado de coimas, detenidos en el cuartel que los ven hablando por celular, entre otras cosas.

ES LA PEOR ARMA

Para este residente, quien estuvo en la cárcel, una posible solución sería separar a los miembros de bandas chorrilleras, que están presos. ¿La razón? Dentro las cárceles hay celulares, y esto es peor arma que una pistola. "Desde ahí dirigen a los de afuera" , agregó.

Por último, el residente confirmó que los Policías saben quiénes son los pandilleros e incluso ellos pueden denunciarlos, pero no los hacen.

Todavía tienen la esperanza de salvar el barrio, ya que para ellos existen más cosas buenas que las malas tienen opacadas. Para ellos sólo un milagro de Dios solucionará todo y así los chorrilleros podrán volver a salir de sus casas sin problemas.