
Hermanas Palacios lloran a su papá.
Hermanas Palacios lloran a su papá.
Hermanas Palacios lloran a su papá.
Siempre sonriente.
José quería ver a sus hijos crecer.
Aparece el nombre de la bacteria. Foto: EVERGTON LEMON
La madre de José estaba destrozada.
Hermanas Palacios lloran a su papá.
Siempre sonriente.
José quería ver a sus hijos crecer.
Aparece el nombre de la bacteria. Foto: EVERGTON LEMON
La madre de José estaba destrozada.
Hermanas Palacios lloran a su papá.
Siempre sonriente.
José quería ver a sus hijos crecer.
Aparece el nombre de la bacteria. Foto: EVERGTON LEMON
La madre de José estaba destrozada.
Hermanas Palacios lloran a su papá.
Siempre sonriente.
José quería ver a sus hijos crecer.
Aparece el nombre de la bacteria. Foto: EVERGTON LEMON
La madre de José estaba destrozada.
Hermanas Palacios lloran a su papá.
Siempre sonriente.
José quería ver a sus hijos crecer.
Aparece el nombre de la bacteria. Foto: EVERGTON LEMON
La madre de José estaba destrozada.
Fue por un dedo y salió muerto
El pasado tres de julio, Tomás Palacios, de 64 años, llegó al Complejo de la CSS, donde se le amputaría un dedo debido a la diabetes que padecía.
Según Arturo Palacios, hijo del humilde hombre, los médicos del nosocomio demoraron cerca de diez días para operar a su padre. Luego, le hicieron una limpieza en el área amputada, pero para sorpresa de los hijos, la herida de su progenitor había empeorado.
Después un galeno manifestó que el internado requería de otra amputación a causa de una bacteria. Esta vez perdió hasta más arriba de la rodilla.
Poco a poco la salud de Tomás Palacios empezó a afectarse y su ánimo comenzó a decaer. Ya sus hijos no podían escuchar sus sabios consejos ni su inigualable risa, simplemente era otro. El dolor por el que tuvo que pasar “Don Cariño”, como le llamaban sus familiares, fue muy fuerte y su agonía indescriptible. Con el pasar de los días, sus fiebres y diarreas eran constantes y no obtuvieron respuesta de los médicos. No fue hasta el pasado martes que le confirmaron que don Tomás tenía una bacteria.
En otras partes
Lo extraño de esto es que primero fue atendido en la Sala de Ortopedia, y en la Sala de Aislamiento del nosocomio, en donde a las 6:45 p.m. del pasado miércoles Tomás Palacios perdió su batalla y le entregó el alma al Creador.
Días antes de ser internado este hombre manejaba un bus de la ruta Panamá - Capira. En este lugar él vivía con dos hermanos y su pareja. Sus hijos piden a gritos justicia, pues su padre entró caminando y salió en un ataúd del Complejo.
“Experimentaron con mi hijo”
“Ay Dios, mi hijo, por qué mi hijo”, fueron los lamentos de Zoila Sánchez, quien sentada en su casa, ubicada en Nuevo San Juan, en Colón, recordaba los momentos vividos con su hijo José Montenegro, de 30 años, quien fue afectado por una bacteria dentro de la sala de operaciones del Complejo de la CSS.
Indecisión en diagnóstico
El 18 de enero de este año José, padre de cuatro niños, llegó al Complejo a causa de un dolor en el pie izquierdo, en donde los primeros días estuvo en la Sala de Observación. Allí, según su madre, estuvo un mes y medio; los médicos le diagnosticaron que tenía cáncer, razón por la cual le hicieron cuatro quimioterapias a las que José no respondía. Por este motivo fue enviado para su casa. Sin embargo, más tarde, los médicos le avisaron que se habían equivocado de diagnóstico y que no era cáncer.
El pasado tres de junio su estado se agravó y llegó nuevamente al hospital, en donde le dijeron que ahora tenía el linfoma de Hodgkin, así que tuvo que someterse a otras quimioterapias. El 12 de julio entró al cuarto de Hematología y el 15 de julio llegó a la sala de operaciones para una supuesta intervención para mejorar su vida.
A todo esto un robusto José poco a poco se fue deteriorando, su color de piel se fue oscureciendo y sus labios se hicieron más grises. Por último, llegó a la sala de aislamiento, en donde falleció este miércoles a las 11:55 p.m.
Trabajador
José pasó su cumpleaños número 30 en el hospital. Este trabajaba en una bodega de la Zona Libre y tenía muchos sueños y metas a futuro. Su mamá muy afligida manifestó que a su “Niño”, como ella le llamaba cariñosamente, simplemente lo usaron de experimento.
Unidos por el dolor
Ayer, afuera del Complejo, ambas familias lloraban y compartían su dolor. José y Tomás eran vecinos de habitación.