La novela de “Cholito” y Caicedo. A menos de dos meses para que comenzara el Mundial de Colombia, la Fepafut tomó la decisión de “liberar” de sus obligaciones a Mario “Cholito” Méndez (asistente técnico) y Richard Caicedo (preparador físico). Esta fue la primera piedra en el camino que tuvo la Rojita de cara a su cita mundialista. Y es que apartar a dos personas que se integraron, no solo de manera profesional, sino también personal con los jugadores, pudo afectar en la sicología y en la preparación de los mismos.
Falta de personalidad.
Cuando aún la Fepafut no había hecho oficial la destitución de Méndez y Caicedo, Alfredo Poyatos, técnico del combinado nacional, declaró que, si sus asistentes eran despedidos, él también se iría. Pero, tras armar un “show” público, que incluyó hasta lágrimas, Poyatos decidió permanecer al mando del equipo, demostrando así poca personalidad, ya que dejó que la Federación cambiara, a su antojo, parte de su cuerpo técnico sin hacerle previa consulta.
La mano de segundas personas. Aunque no le consta a nadie (y si le consta a alguien no lo ha hecho público aún), las alineaciones y parado táctico del equipo en el Mundial se pudieron ver manipuladas por los hermanos Dely Valdés. Días atrás, Julio negó que esto fuera cierto, mas es un rumor que se comenta con tanta convicción que ya hasta parece cierto. Y mucho más teniendo en cuenta que, en el Mundial, el equipo jugó de una manera muy diferente a la que nos tenía acostumbrados.
Poyatos solo utilizó el sistema de 4-3-3, el cual puso en práctica durante la mayoría de los partidos previos al Mundial, en el último encuentro ante Brasil, y por “coincidencia” Julio Dely no se encontraba ya en tierras colombianas.
Se rompió la unidad
Luego de la derrota ante Brasil, Luis “Manotas” Mejía, capitán de la selección, expresó: “Hay jugadores que no sienten la camiseta”. Estas declaraciones mandaron un mensaje claro y directo de que la relación entre jugadores no era la más sana.
Decisiones desacertadas.
Alfredo Poyatos fue criticado duramente por no llevar al Mundial a un jugador como Roberto Chen, considerado una de las mayores promesas del balompié criollo. También se le cuestiona el hecho de no darle más minutos a jugadores como Allan Hernández o Gabriel Ávila.