
Es un hombre muy alegre y le gusta tratar bien a sus clientes.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Es un hombre muy alegre y le gusta tratar bien a sus clientes.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Es un hombre muy alegre y le gusta tratar bien a sus clientes.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Vende toda clase de legumbres y frutas de la temporada.
A los clientes les gusta la calidad de los productos.
A pesar de las inclemencias del tiempo, siempre tiene buena cara.
Trata de inculcarle a sus hijos el trabajo sano y honrado.
Es un hombre muy alegre y le gusta tratar bien a sus clientes.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Vende toda clase de legumbres y frutas de la temporada.
A los clientes les gusta la calidad de los productos.
A pesar de las inclemencias del tiempo, siempre tiene buena cara.
Trata de inculcarle a sus hijos el trabajo sano y honrado.
Es un hombre muy alegre y le gusta tratar bien a sus clientes.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Vende toda clase de legumbres y frutas de la temporada.
A los clientes les gusta la calidad de los productos.
A pesar de las inclemencias del tiempo, siempre tiene buena cara.
Trata de inculcarle a sus hijos el trabajo sano y honrado.
Es un hombre muy alegre y le gusta tratar bien a sus clientes.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Vende toda clase de legumbres y frutas de la temporada.
A los clientes les gusta la calidad de los productos.
A pesar de las inclemencias del tiempo, siempre tiene buena cara.
Trata de inculcarle a sus hijos el trabajo sano y honrado.
Es un hombre muy alegre y le gusta tratar bien a sus clientes.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Vende toda clase de legumbres y frutas de la temporada.
A los clientes les gusta la calidad de los productos.
A pesar de las inclemencias del tiempo, siempre tiene buena cara.
Trata de inculcarle a sus hijos el trabajo sano y honrado.
Este humilde panameño no cuenta con una vivienda propia y vive en una iglesia desde hace ocho años, porque el pastor de la iglesia, a la que él asiste, le permitió alojarse mientras ahorraba para obtener un techo propio.
Diariamente este panameño se levanta muy temprano para comprar las legumbres y frutas de la temporada para tenerle a su clientela, ya que dice que las personas prefieren comprarle porque en el supermercado le sale más caro.
Para Juan Carlos, su mayor inspiración son su esposa e hijos. Él quiere brindarles un mejor futuro a sus dos descendientes. Uno de ellos está en la escuela y el otro tiene dos años.
Son estos pequeños la razón por la que Juan Carlos trabaja duro y se esfuerza un poco más para poder hacer realidad ese sueño: “tener algo propio para los cuatro”.
Según Juan Carlos, su negocio lo inició en una pequeña carretilla, pero como tuvo problemas por la posición donde vendían, las autoridades del Centro Comercial decidieron darle un solo lugar y es donde ahora se encuentra. Allí coloca una pequeña carpa azul y distribuye todos los productos, y cuando termina la faena recoge todo y se lo lleva para su hogar. Eso lo hace cada día.