Con necesidades especiales

Todo niño o niña en condición de discapacidad tiene los mismos derechos, necesidades, sentimientos, recelos y sueños que el resto de las personas.

Los padres deben entender que los demás no saben cómo tratar a su hijo y lo más saludable es educar y comprender a las personas que están alrededor, promoviendo la tolerancia, pero sin permitir la lástima hacia ellos. Eso solo ocasiona imposibilitarlos aún más e impedir su desarrollo en todas las áreas de su vida.

Cuando a una familia llega un nuevo miembro con una condición de discapacidad, puede que los padres y demás familiares no sepan cómo tratarlo y por ello, no quieren darles responsabilidades o deberes porque asumen que siempre van a seguir siendo niños.

En realidad, hay que moldearlos con responsabilidades y normas de comportamiento para que desde pequeños se empiecen a formar como personas individuales y autónomas.

La relación de los padres y sus hijos con necesidades especiales, sin importar la que sea, puede verse afectada porque los padres se sienten culpables de la condición de su hijo y buscan a toda costa que ellos siempre sean felices, evitándoles situaciones difíciles, necesarias para todo ser humano, pues deben vivir para aprender a desenvolverse en la vida.

Otra dificultad que se presenta en las relaciones es que los padres consideran que sus hijos tienen una enfermedad y por eso deben sobreprotegerlos.

Algunos padres también pueden caer en exigir a sus hijos que se desempeñen en actividades para las cuales no poseen las habilidades requeridas, pasando por encima de sus posibilidades. La única intención es que sus hijos sean los mejores en todo lo que puedan.

Que sean independientes

Todo padre y madre de familia busca que sus hijos crezcan y se desenvuelvan sin dificultades dentro de nuestra sociedad. Para los niños con discapacidad debe ser de igual forma porque también van a ser ciudadanos del país. Entonces, los padres deben procurar inculcarle a sus niños y niñas pautas, normas, reglas, valores y elementos que contribuyan en la adquisición de habilidades sociales para desempeñarse en su entorno sin ser dependientes de sus padres ni de los demás a cada momento de su vida.

Los niños y niñas con discapacidad poseen una condición de discapacidad, no son discapacitados en todo el sentido de la palabra, poseen al igual que el resto de las personas habilidades, destrezas y debilidades.

Favorece en gran medida el crecimiento personal, intelectual y social de ellos, que los padres establezcan reglas, límites y den instrucciones, que lo eduquen en valores, les den un lugar en la familia sin preferencias, ni ser excluyentes.

A medida que crecen, se les debe dar responsabilidades como arreglar la cama, ayudar en la cocina, ir a la escuela, ayudar en los quehaceres diarios de la casa, hacer mandados, jugar con los demás, etc.