Quiere un lugar seguro donde su niño pueda crecer. Unas tablas y hojas de zinc oxidadas son el hogar de una madre y su único niño, de un año y seis meses, que lucha por salir adelante.

Esa es la señora Ilsa Marín, quien reside en el sector 8 de Diciembre de Las Garzas de Pacora.

Al llegar a la casa son visibles las carencias. Una cama bien arreglada, pero sobre un piso de tierra que se convierte en lodo cuando cae la lluvia, es el único mueble de la vivienda. Por sus paredes de un viejo zinc oxidado, se cuelan los rayos del sol y las gotas de lluvias las golpean.

Afuera los árboles se estremecen amenazantes de caer en cualquier momento cuando llueve, mientras que la quebrada se desborda, desviando la corriente hacia la vivienda donde el frío y la humedad son otra característica.

Ilsa labora como surtidora en un almacén del área de Los Pueblos, allí gana salario mínimo, dinero que a veces no le alcanza ni para el pasaje, pues gasta B/1.50 diario. Además, su quincena debe dividirse entre el pago que le hace a una tía para que le cuide a Kelvin Alexander, su bebé, alimentos y otras necesidades.

A esto se suma el ambiente húmedo, que ocasiona que el pequeño se enferme constantemente y hasta granos le han salido.

Antes, Ilsa vivía en casa de una tía, pero "quiere tener lo suyo", y por eso construyó la casita en un terreno que le cedió un tío, pero detrás están los pozos comunitarios del área.

Según contó Ángela Pimentel, tía de Ilsa, ellas han ido al Ministerio de Vivienda (MIVI) del área para que le ayuden con una ubicación de casa en otro lugar, pero no han recibido respuestas positivas, solo que no hay terrenos. También los vecinos quieren recoger firmas en el sector, para llevar una carta a ese ministerio, a fin de que la ayuda sea más expedita.

Por su salario, Ilsa no tiene otra opción de vivienda. El padre del niño nunca se ha responsabilizado por él y no le ayuda. Sin embargo, ella no decae, pues lucha por su bebé que le da fuerzas para seguir adelante.