
Recuperarán el tiempo perdido.
Recuperarán el tiempo perdido.
Recuperarán el tiempo perdido.
Cuando vio a su papá, se le aguaron los ojos.
José al lado de sus hermanos Antolino y Justo Pastor Pimentel.
Ahora la familia creció.
José estaba feliz.
Fue una gran momento para la historia de esta familia. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Recuperarán el tiempo perdido.
Cuando vio a su papá, se le aguaron los ojos.
José al lado de sus hermanos Antolino y Justo Pastor Pimentel.
Ahora la familia creció.
José estaba feliz.
Fue una gran momento para la historia de esta familia. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Recuperarán el tiempo perdido.
Cuando vio a su papá, se le aguaron los ojos.
José al lado de sus hermanos Antolino y Justo Pastor Pimentel.
Ahora la familia creció.
José estaba feliz.
Fue una gran momento para la historia de esta familia. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Recuperarán el tiempo perdido.
Cuando vio a su papá, se le aguaron los ojos.
José al lado de sus hermanos Antolino y Justo Pastor Pimentel.
Ahora la familia creció.
José estaba feliz.
Fue una gran momento para la historia de esta familia. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Recuperarán el tiempo perdido.
Cuando vio a su papá, se le aguaron los ojos.
José al lado de sus hermanos Antolino y Justo Pastor Pimentel.
Ahora la familia creció.
José estaba feliz.
Fue una gran momento para la historia de esta familia. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Fue así como el Día del Padre de este año, su historia salió publicada en DIAaDIA con todos los datos que conocía José de su padre; sin embargo, los días pasaban y nadie llamaba.
El mensaje llegó
Después de un mes de publicada la historia, María Del Carmen Pimentel llamó a la redacción de DIAaDIA, preguntando por la nota de un señor que andaba buscando a su papá. Ella tenía sospechas de que sabía dónde podía estar José Isabel Pimentel, pues habían muchas coincidencias con un señor que ella conocía. Así empezó a coordinarse este reencuentro.
La esperanza no se perdió
No fue hasta ayer, que José Del Carmen Pimentel pudo viajar desde Villa Rosario de Capira, donde vive, hasta La 24 de Diciembre a la casa de uno de sus supuestos hermanos, pues aún los vínculos consanguíneos de estos ciudadanos no estaban confirmados. Al llegar Antolino Pimentel le preguntó: “¿Cómo se llama su mamá?”, a lo que él contestó: “Ofelina”. Al instante se escuchó: “Ese mismo es”. Antolino y José del Carmen se fundieron en un fuerte abrazo, que selló este emotivo momento.
Médicos le pasaron el dato
María, quien resultó ser sobrina de José, explicó que un día que fueron a llevar a su abuelo al Hospital de Panamá Este, los médicos que lo atendieron le enseñaron un DIAaDIA y le dijeron a ella que un hijo perdido andaba buscando a su papá. Curiosamente, el nombre y apellido de su abuelo eran similares al de esa persona.
Cuando María le consultó a su abuelo, este le dijo que sí era verdad que tenía un hijo perdido; y fue así como la joven llamó al periódico con ganas de saber la verdad.
La estrategia para el encuentro
Ayer, luego del encuentro de Antolino y José del Carmen, estos se pusieron de acuerdo para ir a visitar a su padre. Ellos, junto a otros familiares se acomodaron en un busito para ir hacia Malengue, Pacora. Al llegar a la casa, José Isabel Pimentel aguardaba en el portal con su sombrero a la “pedrá”. Ya él sabía lo que le esperaba, por lo que al verse no hubo palabras de reclamos, pues solo había cabida para los abrazos, las risas y una que otra lágrima que rodó por las mejillas de José del Carmen, quien estaba feliz de encontrar a su padre.
El porqué
“Cuando lo fui a apuntar como mi hijo llegué tarde porque estaba cosechando un arroz”, dijo José Isabel, quien le da gracias a Dios por el milagro que le concedió de ver a su hijo, después de tantos años. Resulta que el papá de Ofelina fue quien tuvo que reconocer a José del Carmen, pero lo anotó con el nombre de su padre biológico. Posteriormente, Ofelina emigró hacia la capital y nunca más hubo contacto entre padre e hijo. La madre de José del Carmen falleció hace tres años.
Siempre la unidad familiar
Para este encuentro, José del Carmen no fue solo a esta cita, ya que lo acompañaron su esposa Carmen Cedeño, su hija Maybellin y su sobrino Luis Trejos. Todos estaban felices porque encontraron una parte de la familia que no conocían. En medio de tanta felicidad, esta hermosa familia agradeció a DIAaDIA por haber sido el medio para que padre e hijo se reencontraran después de cincuenta años.