"La vida tiene muchas cosas que ofrecer, sólo hay que proponerse metas". Este pensamiento le ayudó a Piter Ají, quien emigró hacia la ciudad capital desde los trece años, con la esperanza de lograr cumplir su sueño, convertirse en un profesional. Fue así como, siendo menor de edad, convivió con su hermana en la capital, recordando con nostalgia que su familia estaba muy lejos, pero no perdió de vista el pensamiento firme de triunfar. Cuando ya tuvo mayoría de edad, decidió trabajar y ahorrar para poder estudiar en la universidad. Siempre trabajó en almacenes, pues era para lo único que lo contrataban. En esos trabajos tuvo que soportar muchas situaciones difíciles como las malas miradas, trabajar horas cargando grandes cajas o hacer de seguridad. Eso no lo hizo sentirse inferior. El día que pudo ingresar en la universidad, una sonrisa eterna impregnó su rostro que aún hoy conserva. Piter es Licenciado en Historia y Geografía, carrera que pretende emprender el próximo año, porque por el momento se encarga de la parte de salud del Congreso General Emberá, igualmente trabajó en la Cancillería como analista internacional. Él asegura que la discriminación en Panamá es constante, pero ningún indígena debe sentirse mal por esto, en cambio, es razón suficiente para demostrarle a los demás hasta dónde se puede llegar.