Uno trabajaba, otro robaba

Trabajó hasta el final. Sus canas y su don de gente no fueron suficientes para que Julio Herrera, de 67 años, no fuera asesinado a golpes por sujetos sin corazón.

Su hija, Cristina Herrera, no puede creer cómo le arrebataron la vida a su padre, quien no se metía con nadie y siempre iba de su casa al trabajo, pues era una persona muy responsable con su familia.

La víctima era padre de dos hijos y trabajaba de celador en un local de compra y venta llamado Francisco González, ubicado en Felipillo de la 24 de Diciembre. Él solo tenía siete meses de trabajar en el lugar y se cree que todo fue para robarle el arma de reglamento.

Lo más triste es que su casa quedaba detrás del lugar de trabajo y nadie escuchó ningún ruido entre las 7:00 y 8:00 p.m., cuando se cometió, según sus familiares, el asesinato.

Versiones extraoficiales afirmaron que el hombre presentaba golpes en el rostro y cuerpo, porque se presume que forcejeó con los delincuentes. En este caso se logró capturar a un sospechoso del crimen.

Otra víctima

Al cierre de esta nota se conoció de la muerte de Catalino Reinosa, de 24 años. El crimen ocurrió en Alcalde Díaz, cuando al parecer, el joven, junto a otros sujetos, se introdujo a una residencia a robar, pero las víctimas no se dejaron y se dio un intercambio de disparos, en el que lo hirieron y, aunque huyó, fue hallado muerto en una quebrada próxima a la residencia. Otro menor de edad resultó herido.