La que en un tiempo fue un área residencial para civiles norteamericanos y luego para panameños beneficiados con los Tratados Torrijos-Carter, se ha convertido en un permanente foco de infección, insalubridad, desolación y tierra de nadie, donde durante todo el año sin importar si es verano o invierno, un lago de agua estancada divide un grupo de viviendas.
Así se encuentra Coco Solo, sector dos recámaras, donde 19 inmuebles albergan a unas 280 familias que viven en las peores condiciones sanitarias, aun cuando los esfuerzos propios son vanos porque a pesar de las campañas de concienciación y limpieza, la comunidad no sigue las recomendaciones para proteger su salud.
Para llegar hay que cruzar un enorme charco de agua, luego pequeñas lagunas que han obligado a los pobladores a abrirse camino entre la servidumbre, además de alimañas y basura.
En cada edificio habitan cuatro familias que esperan una solución habitacional, mientras algunos indocumentados se mezclan entre los residentes, tal vez esperando establecer legalmente su estatus en el país.
Luz Medina, una residente, señaló que están siendo amenazados con la expansión del puerto cercano de Evergreen, que ha levantado el terreno, quedando el área de Las 2 recámaras más bajo y el agua no tiene salida al mar, por lo que se estanca.
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