Bóvedas rajadas, las que dejan ver los restos óseos de los que allí yacen sepultados, y más de 10 metros del muro de protección derrumbados, es el panorama que presenta el cementerio de Nuevo Arraiján.
En este cementerio, el respeto por los muertos parece haberse perdido, ya que los huesos de uno de los difuntos, que se encuentran en una bóveda a la que se le rajó una pared lateral, sirven de diversión para un grupo de niños que frecuentan el área.
Valiéndose de palos, los niños revuelven los huesos y sin mayor temor juegan con la calavera del difunto, indicó Pacífico Rodríguez, quien dijo haber denunciado en varias oportunidades el avanzado deterioro del cementerio, el que se encuentra próximo a Calle Quinta, Nuevo Arraiján. En varias ocasiones se ha intentado localizar a las familias de los difuntos, cuyas tumbas están deterioradas, pero no ha sido posible.