Hasta luego, Teresín
¡Rey, tu música nunca morirá!

Elsa M. González Azuero | DIAaDIA

Como se lo merecía y de una manera inolvidable, se dio el sepelio de Tereso de Jesús Jaén. Cientos de personas formaron una calle de honor para despedirlo hasta su última morada en la ciudad de Las Tablas.

Artistas del acordeón como Ceferino Nieto, Osvaldo Ayala, Alfredo Escudero, Ulpiano Vergara, Jonathan Chávez, Roberto "Fito" Espino, Roberto "Papi Brandao", estuvieron presentes durante la ceremonia del sepelio de "El Taquillero".

Al finalizar el rito religioso, se encontraban en la puerta de la iglesia con sus acordeones al hombro, Oscar Carrasco y Papi Brandao, quienes tocaron "Borracho y amanecido".

Al final, Brandao gritó llorando: "Pretty", muy cerca del féretro, como a Teresín le gustaba que le dijeran, pues ésta fue una de las frases que el artista patentizó y que hará que lo recuerden cuando se mencione.

Durante el cortejo fúnebre, los acordeonistas Jonathan Chávez y Alcibiades Cortez interpretaron el "Mogollón", "Cuando un amor se aleja", "La niña Marquela", "Amor con papelito", piezas que fueron nuevamente interpretadas en el cementerio cuando lo introducían a la sepultura.

En la puerta de la sepultura, animadores de bailes presentes gritaban: "Viva Teresín", "Viva El Rey", quienes encontraban respuesta de "Viva" por parte del público.

También se leyeron resoluciones y recordaron las hazañas del músico cuando estuvo en sus mejores momentos, y los llenos de públicos en cada presentación en los distintos toldos y pistas de baile.

Una de las situaciones más impresionantes de la sepultura fue la conversación que tuvimos con José Isabel Gil, el salonero del Jardín Campo Alegre, la última persona que estuvo con "El Zurdito" antes de morir.

Nos cuenta que la noche en que murió Teresín, "sólo se tomó tres cervezas y luego me dio cincuenta centésimos y me dijo: 'Pretty, pretty', márcame los discos que tú sabes, eran 'Pañuelito' y 'El sombrerito', sus preferidos, eso lo hacía recordar aquellos tiempos que vivió".

"Se puso a cantar "La niña Marquela", así fuerte que se escuchaba en toda la sala, yo no lo había visto nunca tan contento. Antes de irse del lugar me levantó la mano en señal de despedida y se fue. A los cinco minutos nos dijeron que un carro lo había atropellado", relató José Gil. ¡Rey, tu música nunca morirá!

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