Sirviendo de corazón

Marlene González | DIAaDIA

Querer es poder. Cuando se desea alcanzar una meta, por más difícil que sea ésta, nunca hay que darse por vencido.

Elizabeth Valencia es un digno ejemplo a seguir, pues desde el año 90 se benefició de la Fundación Pro Niños de Darién.

Cuando la fundación se inició en la "provincia del oro verde", Valencia cursaba el tercer grado de la escuela Zapallal.

Con gran esfuerzo e interés, se esmeró por salir adelante, terminó sus estudios de bachiller. Sin embargo, no era suficiente para ella un sexto año.

VOLUNTARIA

Ayudar a los más necesitados es su deber, pues ha pasado por las más duras experiencias que se viven en la provincia. Hay lugares donde los accesos son difíciles, y las familias no cuentan con los recursos económicos para sufragar los gastos.

Después de culminar sus estudios y ser beneficiaria, su interés fue ayudar a los niños que forman parte de la fundación. Optó por ofrecer su tiempo como voluntaria.

SU MAYOR SUEñO

Elizabeth, actualmente, tiene dos años de trabajar en la fundación como asistente administrativa. Ella manifestó que es una experiencia muy bonita ver a los niños cuando visitan las comunidades. Sus rostros expresan una gran felicidad, al recibir la ayuda que una vez ella aprovechó.

SU FUTURO

La fundación cuenta con un programa que se llama "Desarrollo Comunitario", del cual le gustaría formar parte y brindar toda la ayuda para el desarrollo de su provincia. Este año, Valencia terminó sus estudios universitarios y obtuvo una Licenciatura en Desarrollo Comunitario.

Una de las experiencias que nunca olvidará es cuando su padrino le envió una tarjeta en Navidad. Aunque nunca supo quién era su padrino, el obsequio fue de su agrado.

VIVENCIAS

Su mayor experiencia dentro de la fundación es trabajar por los niños de su provincia.

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