Sandra Lorena Sánchez tiene ocho años de dedicarse a la apicultura (crianza de abejas para producir miel) en la comunidad de Salamanca, Colón.
Para dedicarse a su actividad, Sandra debe protegerse diariamente al entrar al apiario con un traje especial, además de unas botas de caucho, una capucha hecha de material flexible que le permita ver, sombrero y guantes para evitar en todo momento la picadura de las abejas.
Otro instrumento necesario para trabajar en el apiario es el desahumador, que consiste en una lata en cuyo interior se coloca estopa de coco, que luego es encendida y el humo que provoca es arrojado por una abertura como un cuello de botella. Con ese humo se dispersa sobre los panales para tranquilizar las abejas.
Ella explicó que cada colmena está compuestas por más de mil abejas, con un grupo de zánganos y una sola reina encargada de poner los huevos. "Las abejas trabajan organizadamente, unas son obreras, otras se encargan de mantener la colmena fresca. Los zánganos sólo se encargan de aparearse con la reina para que ponga los huevos", informó Sandra.
Según Sandra, cada colmena puede producir una botella de miel, que puede ser comercializada entre B/5.00 a B/6.00.
Aseguró que éste es un trabajo muy agotador, pero que si es bien llevado puede generar ganancias suficientes para el sustento.
El apiario debe ser colocado en un lugar apartado de la comunidad y donde exista abundancia de flores, para que las abejas obtengan el polen con que hacen la miel.
El apiario en el que trabaja Sandra está ubicado en Salamanca, Colón.
SATISFACCION
Los años de trabajar con las abejas la han hecho una experta. Además de que disfruta lo que hace.