
Los hombres valientes se paran frente al toro con su manta roja.
Los hombres valientes se paran frente al toro con su manta roja.
Los hombres valientes se paran frente al toro con su manta roja.
Uno de los riesgos que corren los vaqueros es quedar bajos las patas del toro, además de ser embestidos por sus cuernos.
Erick Barrios
Los hombres valientes se paran frente al toro con su manta roja.
Uno de los riesgos que corren los vaqueros es quedar bajos las patas del toro, además de ser embestidos por sus cuernos.
Erick Barrios
Los hombres valientes se paran frente al toro con su manta roja.
Uno de los riesgos que corren los vaqueros es quedar bajos las patas del toro, además de ser embestidos por sus cuernos.
Erick Barrios
Los hombres valientes se paran frente al toro con su manta roja.
Uno de los riesgos que corren los vaqueros es quedar bajos las patas del toro, además de ser embestidos por sus cuernos.
Erick Barrios
Los hombres valientes se paran frente al toro con su manta roja.
Uno de los riesgos que corren los vaqueros es quedar bajos las patas del toro, además de ser embestidos por sus cuernos.
Erick Barrios
En el toreo, el campesino debe enfurecer al toro con un manto rojo. Varios hacen lo mismo. Luego cuando el toro está embravecido, uno de los campesinos o jugadores debe subir a lomo del animal hasta calmarlo. En las fiestas de Santa Librada en Las Tablas (provincia de Los Santos) es común que se juegue las corridas de toro.
Estas fiestas son costeadas comúnmente por los señores ganaderos de la región, a quienes se les llaman mayordomo, y se escogen uno cada año.
Día a Día estuvo en una de esas corridas celebradas en la Plaza de Praga, lista con barreras protectoras elaboradas con troncos gruesos y resistentes. Antes de las corridas, en los pueblos se da el paseo de banderas por las principales calles del poblado. Con tambores, caja, violín, maracas, churucas y con una entusiasta tuna se llega a la corrida, según explica la escritora y folclorista Norma de Testa.