
Las madres participan de la enseñanza que se les brinda a sus hijos, para apoyar a los profesores en el mejoramiento de la calidad de vida de los niños.
Foto: EVERGTON LEMON
Las madres participan de la enseñanza que se les brinda a sus hijos, para apoyar a los profesores en el mejoramiento de la calidad de vida de los niños.
Foto: EVERGTON LEMON
Las madres participan de la enseñanza que se les brinda a sus hijos, para apoyar a los profesores en el mejoramiento de la calidad de vida de los niños.
Foto: EVERGTON LEMON
Los niños también reciben ayuda de acuerdo con sus discapacidades.
Para los maestros, es una lección de vida tratar con estos niños especiales.
Sendero del Parque Metropolitano para las personas con discapacidad.
Los niños son integrados en las aulas.
Las madres participan de la enseñanza que se les brinda a sus hijos, para apoyar a los profesores en el mejoramiento de la calidad de vida de los niños.
Foto: EVERGTON LEMON
Los niños también reciben ayuda de acuerdo con sus discapacidades.
Para los maestros, es una lección de vida tratar con estos niños especiales.
Sendero del Parque Metropolitano para las personas con discapacidad.
Los niños son integrados en las aulas.
Las madres participan de la enseñanza que se les brinda a sus hijos, para apoyar a los profesores en el mejoramiento de la calidad de vida de los niños.
Foto: EVERGTON LEMON
Los niños también reciben ayuda de acuerdo con sus discapacidades.
Para los maestros, es una lección de vida tratar con estos niños especiales.
Sendero del Parque Metropolitano para las personas con discapacidad.
Los niños son integrados en las aulas.
Las madres participan de la enseñanza que se les brinda a sus hijos, para apoyar a los profesores en el mejoramiento de la calidad de vida de los niños.
Foto: EVERGTON LEMON
Los niños también reciben ayuda de acuerdo con sus discapacidades.
Para los maestros, es una lección de vida tratar con estos niños especiales.
Sendero del Parque Metropolitano para las personas con discapacidad.
Los niños son integrados en las aulas.
Las madres participan de la enseñanza que se les brinda a sus hijos, para apoyar a los profesores en el mejoramiento de la calidad de vida de los niños.
Foto: EVERGTON LEMON
Los niños también reciben ayuda de acuerdo con sus discapacidades.
Para los maestros, es una lección de vida tratar con estos niños especiales.
Sendero del Parque Metropolitano para las personas con discapacidad.
Los niños son integrados en las aulas.
Cuando un niño con discapacidad nace, trae consigo miedos y desesperanzas, dudas y algunas veces sentimientos de culpa. Esto lo dijo Lisbeth Castro con la certeza producida por las experiencias vividas con su hijo con discapacidad, a quien considera una persona excepcional que ha cambiado por completo su vida.
En algunas ocasiones, relata Lisbeth, tener un familiar con discapacidad resulta desfavorable para muchas personas, porque en algunos casos se destruye en mil pedazos la unidad familiar, pero otras veces se crean o generan lazos que jamás se rompen, lazos de amor y solidaridad que abren caminos para que estos niños puedan algún día integrarse de manera visible a la sociedad.
Antes que nada, son niños; independientemente de su discapacidad, ríen, lloran, necesitan afecto, lo dan y lo recrean para que los adultos propongamos posibilidades de vida para ellos, expresó Castro.
Según Joceline Atencio, quien tiene un hijo autista, la discapacidad muchas veces no les permite estar en igualdad de condiciones para algunas actividades, especialmente en la más importante: ”ser niños”.
“Si todos cerramos los ojos un momento podremos traer un recuerdo de la infancia, de juegos, de bicicleta para algunos, patinar, correr, caminar con los pies descalzos bajo la lluvia sin esquivar los charcos de las calles, sin importar el regaño de una mamá protectora, el río, la salida del colegio al atardecer, los domingos en el campo, el cine, la primera novia. Todo esto y mucho más hace parte de la infancia feliz, pero un niño con discapacidad no tiene igual suerte”, afirmó Atencio.
Para Joceline, tener un hijo con discapacidad es una bendición de Dios, y de nosotros depende muchas veces el ofrecer alternativas, opciones de vida que harán a un niño depositario de felicidad. Hacerlos visibles dentro del hogar y en la comunidad es tarea que nos corresponde, buscar la igualdad de condiciones, restituir y restablecer los vínculos, encontrar la igualdad de oportunidades va más allá de los derechos, es un acto de amor y de dedicación que abrirá nuevos caminos.
Cuando un niño con discapacidad participa en una actividad deportiva se entrega plenamente, se da, crece hasta alcanzar el cielo, sus manos se extienden para tomar el mundo y participar en él, su sonrisa nos llega hasta lo más profundo y sus lágrimas nos calan por igual, no hay diferencia; cuando un niño con discapacidad nos mira, comprendemos la vida, valoramos la nuestra, no es compasión lo que sentimos, es admiración y respeto, expresaron profesores del Instituto Panameño de Habilitación Especial.
Para estas dos madres, es importante que los niños con discapacidad sean integrados a las escuelas, ya que las instituciones enriquecen el proceso de socialización e introducen otros valores de carácter más colectivo. Por medio del contacto con otros grupos y espacios, el niño con discapacidad abre sus alas a la cultura, a la recreación, al deporte y a ocupar ese tiempo libre que permitiría una mayor posibilidad de habilitación y rehabilitación.
Respaldo
Panamá cuenta con la Secretaría Nacional de Discapacidad (Senadis), que tiene como finalidad contribuir en el proceso de inclusión social, económica y cultural de las personas con discapacidad, de conformidad con lo establecido en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas, en la Ley 42 de 27 de agosto de 1999 sobre Equiparación de Oportunidades para las personas con discapacidad y en la Ley 23 de 28 de junio de 2007.