El que no se haya montado en un diablo rojo, que tire la primera piedra. Los buses de Panamá se han convertido en la manera popular de expresión. Los artistas, los mandatarios, familiares, deportistas y hasta personajes de los barrios son los protagonistas del arte.

Aunque muchas veces tengan que leer el nombre del personaje para saber quién es, la verdad es que el transporte público de nuestro terruño no tiene nada que pedirle a los de Cuba o la India, aunque con este último hay mucha similitud, ya que transportan más del doble de pasajeros de lo permitido.

Pero, aunque tengan mala fama (asesinos al volante) y que los pasajeros siempre se quejen de que manejan como si estuviesen transportando ganado, no todos son así. Si no nos creen, fíjense en el bus que los llevará a su destino, esa es la clave.

¿Cómo?, pues han escuchado que el hábito no hace al monje, bueno, en esta ocasión el hábito, o sea el bus, sí dice mucho de su conductor.

Por ejemplo, si ven uno que no está pifioso, tal vez su conductor sea un viejito, no llegará temprano, pero al menos sí vivo. Presten atención a lo que el lente de nuestro fotógrafo descubrió sobre la personalidad de los buses y sus buseros. Ustedes los elegirán.