Hubo una vez un día terrible en que el Odio, que es el rey de los malos sentimientos, convocó a una reunión urgente con todos los sentimientos negros del mundo.

Cuando éstos llegaron el Odio dijo: "Los he reunido porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien".

¿A quién?, preguntaron.

- "Quiero que maten al Amor", dijo. Muchos sonrieron malévolamente, pues más de uno quería destruirlo.

El primer voluntario fue el Mal Carácter.

Al cabo de un año se reunieron otra vez y Mal Carácter informó: - "Lo siento, lo intenté todo, pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante".

Fue entonces cuando, muy diligente, se ofreció la Ambición, quien empezó el ataque hacia su víctima quien cayó herida pero, después de luchar por salir adelante, triunfó de nuevo.

Después envió a los Celos, quienes inventaban artimañas para despistar el amor y lastimarlo con sospechas infundadas. Pero el Amor confundido lloró y pensó que no quería morir, y con valentía y fortaleza los venció.

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a la Frialdad, al Egoísmo, a la Cantaleta, la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y fracasaron siempre. El Odio se rindió, pero un ser maligno surgió. Nadie sabía quién era, pero se dispuso a vencer al Amor. Fue hasta él y le ganó. El Amor HABÍA MUERTO. Sorprendidos preguntaron los demás: ¿Quién eres?

El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo: "Soy La Rutina".