Moza, Le escribo porque quiero saber que está mal en mí. Mi nombre es Kathya y tengo 28 años y la verdad soy un imán para los hombres casados.
Yo siempre he jugado con ellos, porque la verdad me sentía a gusto así, sin compromisos.
Mi mamá, que es viuda, no sospecha nada, y si se diera cuenta le daría tremendo infarto, porque ella es evangélica.
Le cuento esto porque hace un año conocí a un hombre guapo y comencé una relación con él, tiene dos hijos y una esposa que pareciera que tuviera GPS porque donde está lo encuentra. Me gusta mucho y a veces salimos, nuestros encuentros son candentes, y siempre son cuando sale de su trabajo.
Ella lo llama para todo y yo me incomodo porque quisiera que esos momentos sean sólo para mí.
Además de él tengo un amigo "íntimo" que no es casado, y solo hacemos el amor. Me gusta mucho, pero no sé, como que le falta algo.
Él no sospecha de la existencia de ese tinieblo que tengo. Moza, esto me tiene muy triste porque soy decente, sólo que me gusta ese hombre que tiene esposa. ¿Qué hago?
KATHYA
Estimada lectora: si realmente quieres cambiar es mejor que pongas de tu parte porque como vas, nunca tendrás una familia. Tienes 28 años y no es momento de jugar a la amante.
Piensa, mientras él está feliz por su hogar tú no lo estás. ¿Qué sientes cuando se va? Dolor, verdad.
Entonces por eso, es hora que hagas un alto y te veas en un espejo y piensa que vas a hacer dentro de cinco años. ¿Ser amante?
No, basta de eso, ya es tiempo que te respetes y esperes un hombre que te ame de verdad y que no te utilice. Hazlo ya, mañana puede ser peor.
Te recomiendo que trates de enseriarte con ese joven, y le des tiempo para conocerte, quizás es el hombre de tu vida.