¡Soooo!... más que un sueño

Pensaba que solo serían un grupo más de música típica. Hoy ve que lo que empezó como un sueño es una realidad tangible.

Para el acordeonista Samy Sandoval no ha sido fácil llegar al sitial en que se encuentran. Al principio tocaron en recónditos lugares, a los que tenían que ir a caballo o cruzar ríos, pero con la perseverancia que los caracteriza, puede recordar las anécdotas como parte del crecimiento profesional.

No todo fue fácil

La perseverancia y los consejos de su padre son las bases que lo han mantenido enfocado, ya que siempre recuerda mantener los pies sobre la tierra, ser siempre humilde y no creerse más que nadie, porque también conocieron lo que era pasar trabajo.

Samy recuerda que el momento más duro para la agrupación fue “un poquito antes, durante y un tiempo después de la invasión en 1989-90, cuando se suspendieron las garantías y no se podía realizar eventos bailables. Para esa época no contábamos con una base económica sólida, así que papá tuvo que volver a la pesca y mamá con la modistería, eso nos ayudó a pasar los momentos difíciles”, mas no se dejaron vencer.

Impaciente y exigente

Samy nos dice que una de sus debilidades es ser impaciente porque quiere todo para ya. Si por él fuera, el “Evolución 2” ya hubiera pasado.

Además de su impaciencia, la exigencia se apodera de él. “En los ensayos, me pongo insoportable. soy insistente y necio; exijo que den todo, y los saco de quicio. Cuando quiero que un integrante dé más de lo que da es porque sé que puede dar más”.

¿Volverá a cantar?

El acordeonista lo ve como una posibilidad, pero sufre de afonía a causa de reflujos, por lo que debe operarse para entonces cantar con todo.

Samy y Sandra pa’ rato

Samy nos cuenta que como todos los hermanos, de vez en cuando pelea con Sandra y hasta discuten, pero tienen una química y uno no sería sin el otro. Así que se mantendrán juntos hasta que Dios lo decida.

Relevo generacional

Samy nos dudó en decir que si tuviera que elegir un grupo que los relevara, sería Keny y Kiara, de Los Santos, pues considera que van con buen pie.