Negocio sigue igual
Todas las mujeres que trabajan en estos lugares, son mayores de edad, aseguró Bayo. (Foto: Félix Corella / EPASA)

Gloria Leiva Gaitán | DIAaDIA

Son 10 años que tiene Ana María de laborar en una de las profesiones más antiguas del mundo: la prostitución.

Esta señora de 44 años, llegó de Colombia para trabajar como alternadora en La Bocatoreña, uno de los bares ubicados en San Felipe, pues afirma que en su país el dinero no era suficiente. "Yo no vine engañada, yo vine por voluntad mía, porque tengo que mantener a mis hijos", contó Ana María. Sin embargo, sus cuatro hijos no saben a qué se dedica ella.

Así como Ana María, hay cientos de mujeres en San Felipe que se ganan la vida a costa de su cuerpo. Sólo por cada 15 minutos, las chicas cobran 10 balboas; de esos 10, tienen que darle un porcentaje al dueño del local. "Hace diez años yo me podía hacer unos 100 balboas por día, ahora sólo me hago unos 50 ó 40 balboas", dijo.

TODO SIGUE IGUAL

A pesar de que el Mercado de San Felipe fue demolido, el negocio continúa igual, manifestó el dueño del bar, Gonzalo Bayo.

Los clientes de estos lugares no eran los que frecuentaban el viejo mercado, son obreros de la construcción, empleados de las empresas públicas y privadas y extranjeros.

SE CUIDAN

Las alternadoras de los bares de San Felipe, se chequean una vez a la semana y se realizan el examen del VIH cada tres meses.

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