El sol despierta e ilumina al pueblo, un emporio importante como lo fue la primera ciudad española fundada sobre una aldea de indígenas, dedicados a la pesca y recolección de moluscos.
Cuatrocientos ochenta y siete años después, ese mismo sol se levanta e ilumina las ruinas de esa gran ciudad, que se resisten ante las leyes de gravedad, luchando por mantenerse en pie y conservar el recuerdo de lo que fue. Por allí pasó gran parte del dinero que se movió en América entre los siglos XVI y XVII. Igualmente, en este importante lugar, eran desembarcados otros productos provenientes de países como Nicaragua, Ecuador, Costa Rica, Perú y México, y allí mismo, tenía cabida cualquier actividad comercial que se desarrollara en el Panamá de ese entonces.
Lo que hoy conocemos como Panamá Viejo, contemplaba una serie de edificios gubernamentales, iglesias, conventos y las mejores casas del istmo. El resto eran humildes bohíos. Su territorio también fue sede de una Real Audiencia, algo así como un tribunal del gobierno peninsular. En realidad, era una ciudad en boga, donde habitaba un grupo distinguido de comerciantes y terratenientes y una comunidad que podía rondar 10, 000 habitantes, una cifra impresionante en aquel tiempo.
Tristemente, el auge no duró para siempre. El atractivo que tenía la ciudad despertó la avaricia de muchas personas, entre los que se encontraban los temibles piratas. Uno de ellos, en especial, se encaprichó con la ciudad. Ese fue el pirata inglés Henry Morgan, quien en su codicia acabó con la ciudad en 1671, dejándola totalmente en ruinas, esas mismas que hoy en día estamos tratando de preservar.
PATRIMONIO DEL MUNDO
Aunque siempre estuvo en la mira internacional, el Conjunto Histórico Monumental de Panamá Viejo fue designado Patrimonio de la Humanidad luego de iniciados los trabajos de recuperación y restauración, por parte del Patronato de Panamá Viejo.
La herencia histórica y cultural, además de su importancia arqueológica y los recientes descubrimientos de restos óseos humanos, han despertado aún más el interés en este punto.
Con mucho esfuerzo, se han abierto importantes centros a su alrededor, como el Centro de Visitantes, que alberga el museo del sitio y las dependencias del Patronato de Panamá Viejo. Igualmente, hace un par de meses se inauguró el Mirador de la Torre de la Catedral de Panamá Viejo, desde donde se puede ver la ciudad de un lado y el mar del otro.
ES LABOR DE TODOS
Mientras continúan los esfuerzos por recobrar el esplendor de la que fue la primera ciudad española en tierra firme, los problemas actuales de delincuencia y las necesidades que existen en las áreas aledañas también continúan.
Basura, aguas negras e, incluso, inundaciones por problemas de alcantarillado, son el marco que encubre nuestro conjunto monumental. Igualmente, nuestro Patrimonio Histórico es amenazado por la inconsciencia de muchos ciudadanos que sin importar lo que significa, tiran sus desperdicios en las calles e, incluso, han llegado a manchar con pintura los viejos muros.
Por otro lado, las afectaciones ocasionadas por las vibraciones del constante tráfico de vehículos pesados, han requerido de regulaciones especiales en esta área. Además de advertencias, que al principio no fueron respetadas por los que por allí transitaban, se han tenido que instalar grandes resaltos, para obligar que las personas disminuyan la velocidad. Igualmente, desde el mes pasado el MIVI inició un estudio de rezonificación de la zona de amortiguamiento del conjunto monumental histórico de Panamá Viejo, con el fin de mantener la categoría de Patrimonio Histórico de la Humanidad.
Otro aspecto a tomar en cuenta, es el valor escénico y cultural del área. Entre las disposiciones se encuentra la limitación de la altura de los edificios cercanos, así como también el desarrollo de actividades turísticas en el área, como la construcción de hostales y restaurantes.
Mientras autoridades del área y el Patronato trabajan en conjunto, también es deber de los panameños el mantener y apoyar los esfuerzos.
Recientemente, se encontró restos humanos en Coco del Mar, y junto al cuero, vasijas de cerámica, que se presume, sean ofrendas.
En el 2003, el Sitio Arqueológico de Panamá Viejo se sumó a la lista de Patrimonio Mundial Cultural de la UNESCO.
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