La despedida en Horoko no pudo ser más espectacular. El Torneo Warsteiner tuvo que definirse en un hoyo extra, pues terminó empatado a 75 golpes entre Max Escobar y Ramón Vallarino Amado.
Vallarino se alzó con la victoria en el destrabe del playoff y, de paso, con el golpe final puso el "epígrafe" del cierre de la cancha del Club Horoko, ubicado en las riveras del Canal.
Este escenario golfístico, con una trayectoria de más de sesenta años, pasará a los libros de la historia como uno de los mejores campos de golf en el país.
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