"Es un milagro que esté vivo", expresó Samuel Montero, de 25 años, quien iba en el bus de La Doña- Las Garzas, y que resultó solamente con lesiones en su cuerpo.

Él venía de su trabajo en Papelera Istmeña, cuando decidió abordar el bus en La Doña. "Me senté en el puesto de dos, que está sobre la llanta y, como venía cansado, me quedé dormido. Cuando me sobrepuse del impacto veía cuerpos por todos lados y logré salir", relató.

Ayer en la tarde, Samuel fue dado de alta del hospital. Estaba junto a su esposa Ana y demás familiares acostado en una cama en donde trataba de descansar, porque tenía mucho dolor en el pecho, espalda y piernas.

"Los momentos que viví no quisiera volverlos a pasar. Fue triste ver a todas esas personas con las que viajaba, muertas. Más angustia me da el saber que yo pude ser uno de ellos", resaltó el herido.

Samuel no deja de pensar que es un milagro que no haya muerto, porque de la manera en que quedó el bus, pudieron morir todos.

Cuando los familiares escucharon la noticia en la noche, inmediatamente se les cruzó por la mente que Samuel podía estar ahí.

La ansiedad se apoderó de Ana, esposa de Samuel, quien estaba desesperada y apenas logró abordar un bus a las 4: 00 a.m., se dirigió hacia el Hospital Santo Tomás (HST), para ver la situación de su esposo. Ana, agradecida con Dios, afirmó que mientras iba en el bus hacia el hospital no quería pensar en nada malo. "Siempre fui optimista, porque no quería que nada le pasara a mis esposo", manifestó.

Samuel vive en El Tecal de Las Garzas, en calle sexta, en una humilde casa de madera y zinc.