Tal vez es usted de las madres que sufre y se hala de las greñas cada vez que voltea a ver a su hijo, y éste está parpadeando los ojos o sacando la lengua. Bueno, padre de familia, sepa que existe un movimiento involuntario que se define como tic y que tal vez su hijo tenga.
Si quiere saber un poco más sobre los tics, lea lo que a continuación le diremos:
¿Qué son los tics?
Son movimientos o emisiones de sonidos o palabras involuntarias, repentinos, de corta duración, repetitivos y estereotipados; es decir, que siempre se producen de la misma manera. Por ejemplo, hacer la misma mueca con la boca, pero que con el tiempo pueden desaparecer.
¿Cómo debe tratar al niño?
Si cree que su hijo tiene un tic grave, que no desaparece con el tiempo o que comporta dificultades de aprendizaje, hiperactividad u obsesiones, acuda a un profesional (neurólogo, psicólogo, psiquiatra). El especialista le indicará qué hacer en su caso particular.
No castigue ni recrimine a su hijo, aunque crea que su tic es muy provocativo y exagerado. Es aconsejable no dar importancia a los tics, no debe ni reprimirlos ni desorbitarlos. Recuerde que su hijo ni es consciente ni controla su tic nervioso y le puede provocar sentimientos de rechazo e inseguridad. Los tics son conductas involuntarias, no están dirigidos a fastidiar a nadie. El tic supone una especie de descarga cuando el niño está tenso o en una situación de estrés o nerviosismo. Según los expertos, no es raro que la vergüenza o el sentimiento de culpabilidad acompañen al tic, sentimiento que puede verse reforzado por la actitud del entorno. Se recomienda que además de observar los tics o problemas generales de su hijo, sepa destacar sus talentos y habilidades para favorecer su autoestima. Si los tics le traen problemas sociales, ayúdele a llevar una vida lo más normalizada posible. Es importante animar a profesores, compañeros y personas que se relacionan con su hijo para saber en qué consiste el trastorno, para intentar que eviten comentarios o acciones que pretendan ridiculizarlo. Recuerde que su hijo es el protagonista y tiene derecho a recibir ciertas explicaciones adecuadas a su edad, sobre todo si decide ponerlo en tratamiento. No permita que su vida familiar y de pareja gire en torno a estos tics. Seguro que ayudará más a su hijo si todos está en buenas condiciones físicas y anímicas.
|