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Conocimos a Chimbombó
Aquí vemos a Meme con su adorado Chimbombó, antes de que el gringo apareciera. (Foto: Albin García / EPASA)

Rosalina Orocú | DIAaDIA

Demetrio Korsi tenía razón. Chimbombó sólo hay uno. Podemos atestiguarlo.

Estuvo en Panamá el jueves pasado. Con su negra y fornida corpulencia y su gran corazón que palpitaba fogoso por Meme, "la ardiente mulata".

Parecía un rey recién coronado. Sus ojos, cual dos luceros, alumbraban el camino de su negra. La negra que danzaba cual ninguna. La negra que, orgullosa, llevaba del brazo y exhibía (cual campeón olímpico que muestra sus medallas) cada noche de cumbia en la cantina de Pancha Manchá.

Con una sonrisa de oreja a oreja en donde sus blancos dientes brillaban como perlas, Chimbombó empieza la noche de juerga.

Aires de que la fiesta se pondrá caliente se respiran.

Caliente, que hierve, tiene Chimbombó el corazón. Arde por Meme. El destino le jugará una mala pasada. Su suerte se puso negra. Eso fue cuando llegó el blanco del Norte y le robó la prenda. La prenda más preciada: su Meme.

Esto que le describo es lo vivido por Chimbombó, el famoso negro del poema "Incidente de cumbia". Esta dramatización fue realizada el pasado jueves en el Convento de la Concepción del Conjunto Monumental de Panamá Viejo, evento que se realizó para celebrar los 490 años de Panamá la Vieja.





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