El puente está apoyado sobre un árbol, además se mueve cuando las personas están cruzando. (Foto: ERICK BARRIOS)
Jesús Simmons
| DIAaDIA
Parecen malabaristas. Los moradores de la comunidad Villas Del Río, ubicada en el corregimiento de Burunga, Arraiján, podrían ganarse la vida en los mejores circos del mundo como malabaristas y sin red de protección.
Esto se debe a que el puente de madera, por donde cruzan todos los días, los ha convertido en unos expertos en la "cuerda floja".
Al mejor estilo de las cavernas, los residentes de esta comunidad, ubicada a unos treinta minutos del centro de la ciudad, cortaron un árbol de madroño, que utilizaron para hacer el puente.
Hombres, mujeres y niños arriesgan a diario sus vidas, lo único que les impide caer al vacío es una soga, que utilizan para agarrarse mientras cruzan.
Pero lo más increíble es que la comunidad, hasta donde llega la carretera de asfalto, queda a solo 10 minutos de Arraiján cabecera. De allí empieza el calvario de estas personas que tienen que caminar más de cuatro kilómetros, por un camino de tierra y empedrado, si quieren llegar a sus casas.
Por lo malo del camino, no cuentan con un transporte. Los pocos taxistas que se arriesgan a llevarlos, tienen vehículos de doble tracción y les cobran B/3.00 por la carrera.
A pesar de estar tan cerca de la ciudad de Panamá, Villas Del Río pareciera que se hubiera estancado en el tiempo con sus ranchos de paja, casas de zinc, servicios de hueco; son una prueba del atraso en que viven estas personas.
Al ver su densa vegetación, cerros, ranchos de paja, ríos y casas de bloque a medio terminar, pareciera que fuera un pueblo de la comarca Ngäbe Buglé.
Además de malabaristas son unos "Mac Guiver" (personaje de un programa de televisión que hacía cosas imposibles), porque se las ingeniaron para llevar la electricidad hasta sus casas.
Lo único que desean los moradores de Villa Del Río, es que las autoridades de Arraiján los tomen en cuenta para que el progreso llegue de una vez por todas a la comunidad.