Exist�a un pr�spero reino en el norte de la India. Una vez su monarca llam� a un yogui (hombre dedicado a la meditaci�n).
�Hombre piadoso, tu rey quiere que tomes esta ca�a de bamb� y que recorras todo el reino con ella. Cuando encuentres a una persona que consideres la m�s tonta, deber�s entregarle esta ca�a�.
Y as� lo hizo el yogui. Recorri� muchos lugares y conoci� muchas personas, pero no hall� ning�n ser humano al que considerase el m�s tonto. Transcurrieron algunos meses y volvi� hasta el palacio del rey. Tuvo noticias de que el monarca hab�a enfermado de gravedad y corri� hasta sus aposentos. Los m�dicos le explicaron al yogui que el rey estaba en la antesala de la muerte y se esperaba un fatal desenlace en minutos. El yogui se aproxim� al lecho del moribundo.
Con voz quebrada, pero audible, el monarca se lamentaba: �&162;Qu� desafortunado soy, qu� desafortunado! Toda mi vida acumulando enormes riquezas y, �qu� har� ahora para llevarlas conmigo? &162;No quiero dejarlas, no quiero dejarlas! Entonces, el yogui entreg� la ca�a de bamb� al rey.