
La carretera es muy peligrosa.
La carretera es muy peligrosa.
La carretera es muy peligrosa.
Así viajan los estudiantes y maestras.
Aquí esperan los camiones.
"Es lamentable que tengamos que pasar por esta situación, pero no queda de otra si queremos estudiar. Ojalá que pongan un bus rápido”.
Kevin Morán
"Lo único que pedimos es que el busito, que a veces presta el servicio, sea legalizado. Estamos cansados de viajar en los carros de basura”.
Ana Santos
"La escuela tiene problemas con el transporte y el agua. Tampoco tenemos energía eléctrica y los baños son de letrina”.
Yerika Bonilla
Aracelly y Maryorie arriesgan sus vidas todos los días al viajar en los camiones de basura para poder llegar a la escuela. Foto: ROBERTO BARRIOS
La carretera es muy peligrosa.
Así viajan los estudiantes y maestras.
Aquí esperan los camiones.
"Es lamentable que tengamos que pasar por esta situación, pero no queda de otra si queremos estudiar. Ojalá que pongan un bus rápido”.
Kevin Morán
"Lo único que pedimos es que el busito, que a veces presta el servicio, sea legalizado. Estamos cansados de viajar en los carros de basura”.
Ana Santos
"La escuela tiene problemas con el transporte y el agua. Tampoco tenemos energía eléctrica y los baños son de letrina”.
Yerika Bonilla
Aracelly y Maryorie arriesgan sus vidas todos los días al viajar en los camiones de basura para poder llegar a la escuela. Foto: ROBERTO BARRIOS
La carretera es muy peligrosa.
Así viajan los estudiantes y maestras.
Aquí esperan los camiones.
"Es lamentable que tengamos que pasar por esta situación, pero no queda de otra si queremos estudiar. Ojalá que pongan un bus rápido”.
Kevin Morán
"Lo único que pedimos es que el busito, que a veces presta el servicio, sea legalizado. Estamos cansados de viajar en los carros de basura”.
Ana Santos
"La escuela tiene problemas con el transporte y el agua. Tampoco tenemos energía eléctrica y los baños son de letrina”.
Yerika Bonilla
Aracelly y Maryorie arriesgan sus vidas todos los días al viajar en los camiones de basura para poder llegar a la escuela. Foto: ROBERTO BARRIOS
La carretera es muy peligrosa.
Así viajan los estudiantes y maestras.
Aquí esperan los camiones.
"Es lamentable que tengamos que pasar por esta situación, pero no queda de otra si queremos estudiar. Ojalá que pongan un bus rápido”.
Kevin Morán
"Lo único que pedimos es que el busito, que a veces presta el servicio, sea legalizado. Estamos cansados de viajar en los carros de basura”.
Ana Santos
"La escuela tiene problemas con el transporte y el agua. Tampoco tenemos energía eléctrica y los baños son de letrina”.
Yerika Bonilla
Aracelly y Maryorie arriesgan sus vidas todos los días al viajar en los camiones de basura para poder llegar a la escuela. Foto: ROBERTO BARRIOS
La carretera es muy peligrosa.
Así viajan los estudiantes y maestras.
Aquí esperan los camiones.
"Es lamentable que tengamos que pasar por esta situación, pero no queda de otra si queremos estudiar. Ojalá que pongan un bus rápido”.
Kevin Morán
"Lo único que pedimos es que el busito, que a veces presta el servicio, sea legalizado. Estamos cansados de viajar en los carros de basura”.
Ana Santos
"La escuela tiene problemas con el transporte y el agua. Tampoco tenemos energía eléctrica y los baños son de letrina”.
Yerika Bonilla
Aracelly y Maryorie arriesgan sus vidas todos los días al viajar en los camiones de basura para poder llegar a la escuela. Foto: ROBERTO BARRIOS
Todos los días, desde muy temprano, educadores y alumnos esperan pacientemente los carros de basura para pedirles a los conductores un bote y poder llegar hasta la escuela.
Las maestras viajan dentro de la cabina del conductor, mientras que los estudiantes varones lo hacen en los estribos, o sea, guindados como los pepenadores.
También lo hacen en cualquier tipo de vehículo que se dirija hacia el vertedero a botar desechos; cuando no pasa ningún auto, no queda de otra que caminar el tramo que es de unos ocho kilómetros, aproximadamente. Lo peligroso de esto es que por todo el camino, solo hay herbazales a ambos lados de la carretera.
Esta travesía la realizan de lunes a viernes Aracellys Valdez, de 15 años, y Maryorie Batista, de 14, quienes cursan el séptimo grado en la Escuela de Playa Chiquita.
Estas jóvenes caminan hora y media para llegar al plantel y hora media para regresar a sus casas. Cuando tienen suerte, viajan con desconocidos que operan los camiones de basura o “empaca”, como les llaman los estudiantes.
Viodelda Caballero, directora de la escuela de Playa Chiquita, explicó que no les queda de otra que viajar en cualquier carro que entre a la comunidad o en muchas ocasiones a pie.
Destacó que por fortuna, nunca han tenido ningún inconveniente con los conductores de los carros de basura. Además de la falta de transporte, el plantel no cuenta con energía eléctrica, el agua se la llevan una vez por semana y los servicios son de letrina. A esta larga lista de carencias se le suman los malos olores que emanan del vertedero, ya que la escuela está ubicada a pocos metros del basurero.
Explicó que solo 10 estudiantes son los que tienen que vivir la odisea para llegar al plantel si quieren estudiar.
La educadora hace un llamado a las autoridades del distrito, para que legalicen los papeles a un señor que está tratando de prestar el servicio de transporte en la comunidad, para que no tengan que arriesgar más sus vidas en los camiones de basura.