Aunque mi columna anterior �Mascotas, �no!� gener� much�simas reacciones y controversias, y en pocas horas pas� a convertirme en "asm�tica resentida", "insensible", "pseudoperiodista", en fin, toda una "Cruella Devil del periodismo", quiero hoy dedicar y agradecer a todos aquellos que invirtieron minutos de su tiempo para leer "mi simple publicaci�n" y que emitieron su opini�n, ya fuese positiva o no.
Pens� en no dar continuidad a este asunto para evitar mayor controversia, pero debo admitir que m�s all� de todo el torbellino desatado y de estar en las listas negras de quienes creyeron y aseguraron conocer desde mis pensamientos y sentimientos m�s profundos hasta el �ltimo eslab�n de mi ADN, quiero concentrarme en los que, lejos de juzgar a priori, fueron m�s all�, aun cuando una mayor�a dec�a a gritos "crucif�quenla, crucif�quenla".
A estos lectores les quiero agradecer enormemente ya que, si bien es cierto hay que aprender a vivir con las cr�ticas, pues como dir�a Friedrich D�rrenmatt: �Uno est� tan expuesto a la cr�tica como a la gripe�, es reconfortante cuando otros resaltan lo positivo que haces; eso realmente no tiene precio.
Es por ustedes, queridos lectores, cr�ticos o no, quienes se toman unos minutos de su tiempo y han seguido mis "simples an�cdotas", (unas m�s trascendentales que otras), que seguimos publicando y les aseguro que con lo acontecido la semana pasada, he valorado a�n m�s los sentimientos que pueden llegar a despertar mis columnas de opini�n.
Sin embargo, m�s all� de valorar sus cr�ticas positivas o negativas, dar�a la mitad de mi vida por defender el derecho que tienen ustedes de emitir sus opiniones, porque soy una fiel creyente en la libertad de expresi�n.