Fue un balde de agua fría. Aun cuando sabíamos que jugábamos con los pronósticos en nuestra contra y cualquier cosa podía pasar en Guatemala, manteníamos la fe de que el seleccionado nacional pudiera lograr la victoria.

Lamentablemente no fue así. Los resultados deseados por los tres millones de habitantes panameños no se dieron en esta ocasión y una vez más volvimos a nuestra triste realidad.

La Copa de Oro fue sólo eso, una grandiosa experiencia, una gran hazaña, un tremendo logro que quedó atrás y que desafortunadamente no nos sirvió para sumar puntos en esta eliminatoria mundialista.

Anoche, cuando más que nunca necesitábamos ese imperioso triunfo, nuestra representación se desconcentró y ese parpadeo nos costó prácticamente la despedida del Mundial de Alemania 2006.

Ayer estábamos en el último lugar de la tabla con tan sólo dos puntos. Paradójicamente ascendíamos seis puntos en el ránking de la FIFA, pues de la posición #83 aparecíamos en la #77. Desafortunadamente, esa ubicación no ayudó en nada. Ahora, tras el sexto partido jugado el barco panameño se hundió, se sumergió en las profundas aguas del Canal para continuar en el sótano de la eliminatoria de la CONCACAF.