La verdad de a puño: la corrupción va más rápido que las acciones de los burócratas para frenarla.
Otra verdad: los periodistas a veces aceleramos el paso y nos ponemos delante de la corrupción, y le cerramos los caminos.
¿Entonces? Los burócratas, en lugar de combatir y poner trabas a los periodistas, deben verlos como aliados.
No lo hacen porque en su mayoría están enterrados hasta el cuello en corruptelas.
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