Soy una mujer de 53 años y tengo 32 de casada con un señor de 58.
Mis hijos ya están grandes, casados y graduados, por lo que están haciendo su vida, por eso nos hemos quedado ya los dos solos en la casa, que se nos ha hecho grande.
Lo que sucede es que, después de viejo, mi esposo quiere estar inventado locuras, le ha dado por estar tomando desde uña de gato hasta borojó y le encontré unas pastillas azules en el gavetero en el que le guardo los calzoncillos.
Ahora quiere estar inventado casi todos los días y ya me siento vieja para eso, creo que las mujeres de mi edad deben estar ocupadas en estar asistiendo a la Iglesia.
Me dice que si ya no lo quiero se va a buscar a otra mujer.
La verdad es que no me atiende mal y los fines de semana nos vamos siempre para algún lado.
Yo, sinceramente, le tengo miedo a esas pastillas, porque me han dicho que esas ellas provocan paros cardiacos y no me quiero quedar sola. Señora inquieta
ESTIMADA AMIGA
Te felicito porque tienes un buen matrimonio. Tu problema tiene solución y es el diálogo.
Como ya no tienen la compañía de los hijos, quizás se siente solo y está buscando llenar esos espacios, pero contigo.
Explícale tus miedos, que no quieres perderlo con una afección cardiaca, porque se nota que tú lo amas.
Hazlo con mucha prudencia y, cuando te digo prudencia, es decirle las cosas de un modo que no lo hieras, el orgullo masculino es más frágil de lo que uno piensa y, sobre todo, cuando la edad empiezan a caer.
Otro detalle, la pasión no muere con los años, deja a un lado las inhibiciones y disfruta lo que la vida te da.
Te aseguro que muchas mujeres quisieran estar en tus zapatos, aparte, Dios le dio al hombre y a la mujer la oportunidad de expresar su sexualidad y si están bajo el compromiso del matrimonio, no veo cómo eso puede afectar tu espiritualidad.