Atrás de una mirada tranquila, hay un joven inquieto, este es Matthew Janson, de 17 años, quien asiste al colegio y en sus horas extras se dedica a tocar el clarinete.

Como el mismo Matthew nos cuenta: "Llego del colegio y me pongo a practicar, dándole y dándole a la música, incluso estudio a los compositores para ver qué sentían cuando escribieron las piezas".

Este chico de Colón, desde primaria se interesó por la música, primero tocaba flauta dulce y en la secundaria entra a la banda de su escuela.

Allí se topa con el clarinete y le toma respeto y cariño. Una amiga le habló de que en el Instituto Nacional de Música podía aprender más, y él se fue a su casa a convencer a sus padres para ingresar y lo logró.

Hace poco, la vida de este joven cambió al mudarse su familia a Panamá. De ahí, Matthew entra al Instituto Nacional de Música de la capital, el antiguo conservatorio, donde pasa sus horas con compañeros de anhelos similares.

Este chico, que gusta del tenis y de valorar a los amigos, ganó el primer lugar del Festival Centroamericano de Clarinete, que se dio en Guatemala en julio, además es miembro de la Orquesta Juvenil Istmeña.

En Guatemala, compitió con clarinetistas de toda Centroamérica y, pese a ser el segundo músico más joven del festival, logró ganar.

Es así como este colonense va cosechando éxitos, aunque sí acepta que se siente un poco diferente a los otros chicos que, por ejemplo, hablan de fútbol, pues él no tiene tiempo para algunas cosas, sólo dedicarse al clarinete, pero le da mucha felicidad cuando conoce amigos que tienen metas definidas como él.

Y es en esas metas, en las que Matthew sueña, como ganarse una beca que le permita estudiar música en el extranjero.

Por suerte, su familia lo apoya en su anhelo de ser músico y, como bien dice su papá: "Si Matthew es feliz con la música, está bien. Lo principal es que Matthew sea feliz con Matthew".