Una humilde opinión

La LBI, otro “electroshock”


Laureano Barría - DIAaDIA

Escuchaba gritos de emoción, un silbato chillón y el picar de un balón que iba de lado a lado. ¡Me extrañé mucho!, pero necesitaba corroborar qué pasaba en el gimnasio Eugenio “Yuyín” Luzcando de Betania en la noche del martes. Primero pensé que era la clásica lucha libre que siempre llena el coliseo, después me pregunté si eran las ligas de voleibol bancario, pero estaba muy lejos de la realidad.

Para mi sorpresa, se trataba del arranque de la Liga de Baloncesto Invernal (LBI), que me dejó con la boca abierta, porque este gimnasio solo se llena con la lucha y las ligas empresariales.

Entonces, pude percatarme de que en Panamá todavía existen personas que no ceden fácilmente a los ataques de los personajes que, durante varios años, vienen peleándose las riendas del baloncesto criollo. Lo cierto es que un grupo de jóvenes y veteranos del básquet nacional hicieron una alianza con los diputados de la ciudad capital y el resultado fue la LBI.

En la inauguración, por un lado, estaban los políticos reclamando su parte en el “show” y, por otro, los jugadores ansiosos por poner el balón en juego.

A diferencia de otras ligas o selecciones donde sobresalen las zapatillas Nike y Adidas, en el tabloncillo había muchachos con ganas de jugar, sin siquiera prestarle atención a lo que llevaban en los pies.

Después de casi tres horas de acción, finalizó la jornada.

¿Qué se puede aprender de todo esto? Simple: todavía existen panameños que creen en el baloncesto, y están dispuestos a apoyar a sus jugadores del barrio; ya sea en la LBI, la liga de la esquina, el partido en la barraca o donde sea, con tal de vivir este deporte, que en un pasado fue la carta de presentación panameña en competencias internacionales.

¡Ya está bueno de peleas por quién manda y quién no en las federaciones!: el pueblo habló.

Y si no me creen, vayan al “Yuyín” Luzcando los martes.

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