Seguro usted ha vivido alguna situación donde perdió los estribos, o por lo menos ha estado a punto de perderlos. Nadie tiene nervios de acero, pero en lo posible se debe tratar de evitar situaciones conflictivas.
PARA ESTO, HAGA LO SIGUIENTE:
Trate de comprender la naturaleza del problema: Antes de decir algo o actuar de alguna forma, defina qué es lo que realmente le molesta. Póngase en el lugar de la otra persona y trate de escuchar sus razones. No use términos despectivos mientras discute. Los apodos e insultos hacen que la otra persona se ponga a la defensiva y desvían la discusión de su importancia original. Esté preparado para disculparse. Muchas veces, en medio de la discusión, se dicen cosas que eran mejor no decirlas y por la rabieta del momento, aunque sintamos que hicimos mal, lo dejamos pasar y para luego es tarde. No se sienta obligado a discutir. Si cree que no tiene nada que responder a la otra persona, mejor quédese callado. Respire, aunque no lo crea, la oxigenación de la sangre ayuda a reducir los latidos del corazón y relaja los músculos, reduciendo los niveles de ansiedad. Tome su tiempo. Si siente que en ese momento no se puede controlar, mejor aléjese. Luego, más calmado, retome la conversación.
Evitar conflictos no significa ser cobardes, lo mejor es afrontarlos con calma y madurez.
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